Fue principalmente en la ciudad de Tijuana donde se presentaron las primeras manifestaciones del graffiti en nuestro país, ya que por su condición fronteriza con Estados Unidos existe un constante flujo de personas e
información, donde se da un intercambio cultural entre los migrantes procedentes del centro del país, con los mexicanos residentes en el otro lado de la
frontera, siendo los "cholos" quienes llegaron a hacer suya esta forma de expresión, influenciados también por los muralistas chicanos. Pero fue en Guadalajara donde más tarde se desarrolló con mayor intensidad, al grado de formar la
old school (vieja
escuela de graffiteros) y en donde se empezaron a figurar los primeros estilos de firmas o
tags, lo mismo que dibujos.
Otro lugar hacia donde se extendió esta forma de expresión de los jóvenes fue la ciudad de Aguascalientes, que, aunque no es una metrópoli tan importante, se caracteriza porque su
población es de las más fluctuantes, al figurar como el séptimo
estado expulsor de mano de obra que emigra hacia el país vecino del norte. En la ciudad de México el graffiti llegó a insertarse en los barrios marginales y
periféricos de la capital, hacia donde el
proceso de urbanización y de
crisis económica de mediados de los años setenta y
principios de los ochenta del siglo XX empujó a una enorme cantidad de población a emigrar, procedente de diversos estados del interior de la República, dando forma a las hoy conocidas como zonas conurbadas. El
cambio cultural por el que pasaron lo migrantes, aunado a las condiciones de
marginalidad social, fue marcando los tiempos y espacios en donde los "chavos banda" ocuparon un lugar importante en las formas de expresión graffitera.
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